Símbolos Patrios de El Salvador
ESCUDO NACIONAL DE EL SALVADOR
El escudo nacional fue creado por el
calígrafo salvadoreño Rafael Barraza Rodríguez, quien triunfó sobre
treinta competidores en un concurso promovido por el entonces Ministerio
de Guerra y Marina, en 1912; dicho escudo ha sido motivo de inspiración
para muchos escritores y poetas, que han dado con el correr de los años
distintas interpretaciones de su simbología.
El triángulo equilátero, han dicho ellos, es el símbolo del viejo
lema trinitario de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad. Los dos
mares abiertos, el espíritu de un pueblo en constante y solidaria
comunión con las demás naciones libres. Los cinco colosos volcanes,
surgidos en una fragosa entraña, significa la bravura de la raza, las
disgregadas parcelas de la Patria Grande y el principio de nuestra
nacionalidad, enfatizado en la leyenda que circunda el dibujo.El cielo lleno de luminosa transparencia, representa la gloria, el heroísmo y el sacrificio por la Libertad. El gorro frigio coronado por la leyenda que consagró nuestra soberanía, el símbolo de la liberación del yugo extranjero. El iris de paz, el sendero por el cual debe marchar Centro América hacia la consecución de su elevado destino. Las cinco banderas, en las que se conservan los colores de la enseña federal, la herencia de nuestros próceres y el sueño de Morazán.
Los catorce gajos de los ramos de laurel representan a los 14 departamentos de la República y son una exaltación de la gloria que aspiran por el camino de la paz, el trabajo y el progreso. Sobre la base que une los ramos, aparece la leyenda “DIOS, UNIÓN, LIBERTAD” que concreta nuestra creencia en un Poder Superior que todo lo gobierna, la unidad y armonía que exige la marcha de la familia salvadoreña hacia un destino mejor y el indomable espíritu libertario del pueblo, que ha preferido la lucha desigual y la muerte, a la subyugación extranjera.
Actual bandera Salvadoreña adoptada en 1912
Es la Bandera Nacional un paralelogramo
de tela compuesto de tres franjas horizontales: azules la primera y la
tercera, blanca la del centro.
Sus dimensiones oficiales son: 3.25
metros de largo por 1.89 de ancho; cada franja, 0.63 de ancho. Puede
dársele cualquier dimensión, siempre y cuando conserve las mismas
dimensiones y colores.
Las dos franjas azules simbolizan los
dos océanos que bañan a Centroamérica: el Océano Pacifico y el
Atlántico, el color blanco simboliza la paz.
Lleva en medio de la franja blanca el
Escudo Nacional o las palabras “Dios Unión Libertad. El Escudo es
llevado si la organización que coloca la Bandera es gubernamental (Casa
Presidencial, embajadas, delegaciones del gobierno, etc.) y todo lo que
concierne el ejercito (cuarteles, aviones, buques, etc.).
La Bandera llevara “Dios Unión Libertad”
en letras doradas si es colocada por cualquier individuo u organización
que no sea del gobierno; como las escuelas, edificios públicos, barcos
mercantes, etc.
Historia
Fue adoptada el 17 de mayo de 1912 por el Poder Legislativo, la iniciativa fue del Presidente de la República, doctor Manuel Enrique Araujo. Es la misma Bandera de la Federación Centroamericana, decretada por la Asamblea Nacional el 21 de agosto de 1823.
Fue adoptada el 17 de mayo de 1912 por el Poder Legislativo, la iniciativa fue del Presidente de la República, doctor Manuel Enrique Araujo. Es la misma Bandera de la Federación Centroamericana, decretada por la Asamblea Nacional el 21 de agosto de 1823.
Sus colores fueron escogidos por Manuel
José Arce cuando lo nombraron jefe de los milicianos salvadoreños que
combatieron la anexión de las Provincias Unidas de Centroamérica a
México en 1822.
El propio Presidente de la Republica,
Manuel Enrique Araujo, izó la nueva Bandera en el asta colocada frente a
la Tribuna Presidencial del Campo de Marte, en la mañana del 15 de
Septiembre de 1912 para hacer oficial el nuevo Símbolo de la Patria.
Bandera de la Federación Centroamericana o Provincias Unidas de Centroamérica, adoptada en 1823.
Los colores azul y blanco de la Bandera
de la Federación Centroamericana fueron sugeridos por Manuel José Arce,
cuando los milicianos salvadoreños lo nombraron jefe de las fuerzas de
El Salvador que se oponía a la anexión a México, decretada en 1822.
Recordó Arce los colores de los próceres argentinos San Martín y Belgramo, comunicó la idea a doña Felipa Aranzamendi, su esposa, y a su hermana Antonia Manuela. Ambas mujeres confeccionaron con seda blanca y celeste la Bandera de la Provincia de El Salvador.
En solemne ceremonia celebrada en la Iglesia, con asistencia del pueblo y las tropas, fue bendecida el 20 de febrero de 1822. Con ella como símbolo nacionalista se cubrieron de glorias los ejércitos salvadoreños, hasta caer vencidos por la superioridad del adversario.
Para rendir homenaje a la enseña de Arce, la Asamblea Nacional Constituyente decretó la azul y blanco como Bandera de la Federación Centroamericana el 21 de agosto de 1823, con el escudo en el centro.
Recordó Arce los colores de los próceres argentinos San Martín y Belgramo, comunicó la idea a doña Felipa Aranzamendi, su esposa, y a su hermana Antonia Manuela. Ambas mujeres confeccionaron con seda blanca y celeste la Bandera de la Provincia de El Salvador.
En solemne ceremonia celebrada en la Iglesia, con asistencia del pueblo y las tropas, fue bendecida el 20 de febrero de 1822. Con ella como símbolo nacionalista se cubrieron de glorias los ejércitos salvadoreños, hasta caer vencidos por la superioridad del adversario.
Para rendir homenaje a la enseña de Arce, la Asamblea Nacional Constituyente decretó la azul y blanco como Bandera de la Federación Centroamericana el 21 de agosto de 1823, con el escudo en el centro.
Bandera Nacional de El Salvador, adoptada en 1865.
La Bandera constituyó a la antigua de
cinco franjas azules y cuatro blancas que en el ángulo superior
sostentaba un cuadro de color encarnado (tipo de color rojizo ocre), con
14 estrellas blancas de cinco picos cada una, las cuales simbolizaban
los 14 departamentos de la República.
Fue adoptada por decreto el 28 de abril de 1865, lo emitió el Presidente de la República, doctor Francisco Dueñas.
La primitiva Bandera sólo tenía 9 estrellas, en representación de los 9 departamentos de aquella época, los cuales, dichos por su orden de antigüedad son: San Salvador, Sonsonate, San Vicente, San Miguel, La Paz, Santa Ana, Chalatenango, La Libertad y Cuscatlán.
A medida que aumentaba el número de los departamentos fueron agregándose estrellas hasta completar 14 en 1875.
La primitiva Bandera sólo tenía 9 estrellas, en representación de los 9 departamentos de aquella época, los cuales, dichos por su orden de antigüedad son: San Salvador, Sonsonate, San Vicente, San Miguel, La Paz, Santa Ana, Chalatenango, La Libertad y Cuscatlán.
A medida que aumentaba el número de los departamentos fueron agregándose estrellas hasta completar 14 en 1875.
Bandera de la Organización de los Estados Centroamericanos, adoptada en 1951.
La reunión preliminar de Ministros de
Relaciones Exteriores de Centro América, efectuada en San Salvador entre
el 8 y 14 de octubre de 1951 creó la Bandera de la Organización de los
Estados Centroamericanos (ODECA).
Esta bandera consiste en un paralelogramo de color azul, con un círculo en el centro y dentro del círculo, el tradicional Escudo de Centro América, rodeado por la leyenda “Organización de Estados Centroamericanos”.
Esta bandera consiste en un paralelogramo de color azul, con un círculo en el centro y dentro del círculo, el tradicional Escudo de Centro América, rodeado por la leyenda “Organización de Estados Centroamericanos”.
ORACIÓN A LA BANDERA
Dios te salve, Patria Sagrada,
en tu seno hemos nacido y amado;
eres el aire que respiramos,
la tierra que nos sustenta,
la familia que amamos,
la libertad que nos defiende,
la religión que nos consuela.
en tu seno hemos nacido y amado;
eres el aire que respiramos,
la tierra que nos sustenta,
la familia que amamos,
la libertad que nos defiende,
la religión que nos consuela.
Tu tienes nuestros hogares queridos,
fértiles campiñas, ríos majestuosos,
Soberbios volcanes,
apacibles lagos, cielos de púrpura y oro.
fértiles campiñas, ríos majestuosos,
Soberbios volcanes,
apacibles lagos, cielos de púrpura y oro.
En tus campos ondulan doradas espigas,
en tus talleres vibran los motores,
chisporrotean los yunques,
surgen las bellezas del arte.
en tus talleres vibran los motores,
chisporrotean los yunques,
surgen las bellezas del arte.
Patria, en tu lengua armoniosa
pedimos a la providencia que te ampare,
que abra nuestra alma al resplandor del cielo,
grabe en ella, dulce afecto al maestro y la escuela y nos infunda tu santo amor.
pedimos a la providencia que te ampare,
que abra nuestra alma al resplandor del cielo,
grabe en ella, dulce afecto al maestro y la escuela y nos infunda tu santo amor.
Patria, tu historia, blasón de héroes y mártires,
reseña virtudes y anhelos;
tú reverencias es el Acta que consagró la
soberanía nacional y marcas las senda florida
en que la Justicia y la Libertad nos llevan hacia
Dios.
¡Bandera de la Patria,
símbolo sagrado de El Salvador,
te saludan reverentes las nuevas generaciones!
Para tí, el sol vivificante de nuestras glorias,
los himnos del patriotismo,
los laureles de los héroes.
Para ti el respeto de los pueblos
y la corona de amor
que hoy ceñimos a tu inmortales sienes.
reseña virtudes y anhelos;
tú reverencias es el Acta que consagró la
soberanía nacional y marcas las senda florida
en que la Justicia y la Libertad nos llevan hacia
Dios.
¡Bandera de la Patria,
símbolo sagrado de El Salvador,
te saludan reverentes las nuevas generaciones!
Para tí, el sol vivificante de nuestras glorias,
los himnos del patriotismo,
los laureles de los héroes.
Para ti el respeto de los pueblos
y la corona de amor
que hoy ceñimos a tu inmortales sienes.
Historia del Himno Nacional de El Salvador
El Himno Nacional de El Salvador, que se
adoptó popularmente como la Canción Nacional, el 15 de septiembre de
1879, no tuvo reconocimiento oficial sino hasta el 11 de septiembre de
1953, como consecuencia de una ruidosa polémica de prensa que se suscitó
por unas dudas al respecto, y después de la cual se demostró que el
Himno Nacional reconocido oficialmente era otro.
En efecto, el Himno fue compuesto y
escrito por los artistas Juan Aberle, compositor italiano que llegó al
país a fines del siglo XIX dirigiendo una Compañía de Opera y el General
Juan José Cañas, inspirado poeta y militar distinguido que hizo armas
en la Compañía Nacional contra los filibusteros, allá por el año de
1856. Lo compusieron por recomendación del Presidente Doctor Rafael
Zaldívar y fue cantado por primera vez en el antiguo Palacio Nacional el
15 de septiembre de 1879, por los niños y jóvenes de las escuelas y
colegios oficiales y particulares de la ciudad capital. Tres meses
habían estado los escolares estudiando el Himno, de tal manera que
cuando lo cantaron por primera vez, en aquella mañana de septiembre, la
impresión fue magnífica. tanto el inspirado poeta, como el ilustre
compositor, habían triunfado.
Según cronistas de la época. Los
espaciosos patios del Palacio Nacional se llenaron con una abigarrada
concurrencia, en la que sobresalían los altos funcionarios del Estado,
vestidos de gran gala y distinguidos elementos de la sociedad, así como
gente del pueblo. Estaban allí el Presidente de la República, Doctor
Rafael Zaldívar, el Secretario de Estado en el Despacho de Relaciones
Exteriores, Doctor Cruz Ulloa; el Secretario en el Despacho de
Relaciones de Educación y encargado de los Despachos de Hacienda y
Guerra, Doctor Salvador Gallegos; el Secretario en el Despacho del
Interior, Doctor José C. López; los Subsecretarios de Estado, altos
jefes del Ejército, funcionarios civiles, altos dignatarios del Clero,
etc.
Este no fue, sin embargo, el Primer
Himno Nacional que tuvo El Salvador. El primero fue compuesto, entre
septiembre y octubre de 1866, por el Doctor Tomas M. Muñoz, quien hizo
la letra, y por el compositor don Rafael Orozco, a la sazón Director de
la Banda Militar quien hizo la música. El Himno fue dedicado al
Presidente de aquel entonces, Doctor Francisco Dueñas, quien lo declaró,
con fecha 8 de octubre de aquel año, “Himno Nacional”, siendo cantado y
ejecutado oficialmente el 24 de enero de 1867, a la hora de la retreta,
frente a la residencia oficial del mandatario.
Pero este Himno, compuesto expresamente
para adular a un gobernante, tuvo vida efímera y al dejar la presidencia
el Doctor Dueñas, no se volvió a cantar ni a ejecutar en ninguna parte.
Mas come se hacía necesario un canto patrio, fue así como el Presidente
Zaldívar pidió a los artistas Aberle y Cañas que compusieran el canto
patriótico que estaba.
El Himno se popularizo muy pronto, y fue
reconocido corno uno de los cantos patrióticos más bellos e inspirados
hasta entonces conocidos. Pero, por una ironía del destino, el
gobernante en cuya administración se estrenó, se le olvidó declararlo
“Himno Nacional” para que pasara a la categoría de Símbolo Patrio, y Se
adoptó por el pueblo, sin declaratoria oficial alguna.
A la llegada al poder, en junio de 1890,
del General Carlos Ezeta, el Himno Nacional de Cañas y Aberle se dejó
cantar y aquel gobernante encomendó al músico italiano Césare
Giorgi-Vélez, la composición de un Himno Guerrero, que exaltara el ánimo
popular. Así nació el canto conocido con el nombre de “EL SALVADOR
LIBRE”, reconocido oficialmente como Himno Nacional por Decreto de 8 de
junio de 1891. Pero como ocurriera 20 años a la caída del gobierno de
Ezeta nadie volvió a cantar el Himno Nacional, el compuesto por el
maestro Aberle y el poeta Cañas. Y Se siguió considerando, por
tradición, como Himno Nacional, aquel que no fue consagrado por
determinación oficial. Así llegó hasta el año de 1953, en que un diario
salvadoreño presentó dudas sobre la “situación legal” del Himno, dudas
que provocaron una interesante polémica, de la que se sacó en conclusión
que efectivamente, el Himno conocido por nacional, no tenía el consenso
oficial, por lo que intervino la Academia Salvadoreña de la Historia,
para que fuera subsanado aquel olvido.
En el concurso presentado por la Academia a la Asamblea Legislativa, con fecha 10 de junio de 1953, se dice entre otras cosas:
“Al presentar esta solicitud a la
consideración del Alto Cuerpo Legislativo, la Academia Salvadoreña do la
Historia, espera que los Honorables Señores Representantes se sirvan
hacerla suya, a fin de que la Nación pueda cuanto antes ver elevado, por
resolución oficial, a la calidad de SIMBOLO NACIONAL, el Himno que ha
consagrado así desde hace tantos años; que movió el patriotismo de
nuestros abuelos y que mueve también en nosotros las fibras más íntimas
de nuestro corazón.
Con base en este concurso, la Asamblea
Legislativa, emitió, con fecha 11 de diciembre de 1953, un Decrete por
el cual se reconoce oficialmente como HIMNO NACIONAL, “el que se estrenó
en la Capital de la República el 15 de septiembre de 1879 cuyos autores
de la música y de la letra fueron el maestro Juan Aberle y el general
Juan José Cañas, respectivamente, y el cual ha sido consagrado como tal
por el sentimiento del pueblo salvadoreño desde la fecha de su
creación”.
El Articulo 5º de este Decreto deja sin
valor a los himnos de 1866 y 1891, reconocidos como oficiales por
acuerdos ejecutivos de 8 de octubre de 1866 y 3 de junio de 1891,
respectivamente.
En la obra “SIMBOLOS PATRIOS”, se dice acerca del Himno Nacional lo siguiente:
“EL HIMNO”, 1 – En la letra del Himno
Nacional domina el espíritu pacifista. Lo expresa con toda claridad en
los versos iniciales de la primera estrofa: \”De la paz en la dicha
suprema, siempre noble soñó El Salvador”. Y lo repite con énfasis en el
verso final de la última estrofa: “Su ventura se encuentra en la paz”.
Ninguno de los diez cuartetos de la
composición lleva una palabra de reproche a la Madre Patria. Al hablar
de las tiranías, se refiere, expresamente a las internas. Su contenido
es una exaltación a los méritos de la libertad, la importancia del
progreso, la gloria del heroísmo y el respeto a los derechos de las
demás naciones del mundo.
Un escritor salvadoreño, al comentar la letra del Himno Nacional, Se expresa así:
No encontramos en el “odiosos recuerdos
de la noble nación española, madre ubérrima de todas las naciones
ibéricas del Nuevo Continente; más bien relega al olvido ese rencor
fósil contra España que no nos enaltece, sino más bien nos niega los
títulos de hidalguía que nos legara”.
2.-El coro principia con un saludo a la
Patria, exalta después el orgullo de ser salvadoreños y nos dirige un
llamamiento a todos para que dediquemos la vida al bien de la Nación.
La primera estrofa enaltece la paz, el
progreso y la libertad nacionales. En la segunda alude a las sangrientas
luchas sostenidas por El Salvador a través de su historia. Es la última
una afirmación del respeto que profesa a las demás naciones para el
mantenimiento de la paz.
Hay claridad en los conceptos y soltura
en el lenguaje. La adjetivación es precisa y al mismo tiempo sobria.
Contiene imágenes brillantes y originales. Son varias amplificaciones.
El epifonema con que termina es elegante y expresivo.
Sus más bellas imágenes son las
siguientes: El Salvador “en su alta bandera con su sangre escribió:
libertad”; su historia es “gran. Lección de espartana altivez”; “en cada
hombre hay un héroe inmortal”; y dedica su, esfuerzo tenaz “en hacer
cruda guerra a la guerra”.
3. – Hay elegancia en la construcción
musical de nuestro Himno. Su inspiración es rica, sus melodías
expresivas y su armonización perfecta. Alborozados toques de clarín, de
notas triunfales, suenan en su introducción. Después entre el tema
solemne y marcial de la primera parte, cuyas imponentes armonías
despiertan en los corazones el sentimiento del patriotismo.
La segunda parte, formada de sentidas armonías, es como un himno de Paz y bendición. Va acompañada de un ritmo noble y elegante.
En la tercera y cuarta parte continúa el
mismo aire. Al final las melodías suben, crecen en intensidad y llegan a
un clímax de esplendorosa solemnidad.
Luego vuelven los toques de clarín que
preceden al Himno triunfal para entrar de nuevo en la primera parte cuyo
final, lleno de potencialidad y ungido de patriotismo describe en forma
resplandeciente el heroísmo salvadoreño.
HIMNO NACIONAL DE EL SALVADOR
CORO
Saludemos la patria orgullosos
de hijos suyos podernos llamar;
y juremos la vida animosos,
sin descanso a su bien consagrar.
Saludemos la patria orgullosos
de hijos suyos podernos llamar;
y juremos la vida animosos,
sin descanso a su bien consagrar.
PRIMERA ESTROFA
De la paz en la dicha suprema,
siempre noble sono El Salvador;
fue obtenerla su eterno problema,
conservarla es su gloria mayor.
Y con fe inquebrantable el camino
del progreso se afana en seguir,
por llenar su grandioso destino,
conquistarse un feliz porvenir.
Le protege una ferrea barrera
contra el choque de ruin deslealtad,
desde el día que en su alta bandera
con su sangre escribió: LIBERTAD!!
De la paz en la dicha suprema,
siempre noble sono El Salvador;
fue obtenerla su eterno problema,
conservarla es su gloria mayor.
Y con fe inquebrantable el camino
del progreso se afana en seguir,
por llenar su grandioso destino,
conquistarse un feliz porvenir.
Le protege una ferrea barrera
contra el choque de ruin deslealtad,
desde el día que en su alta bandera
con su sangre escribió: LIBERTAD!!
SEGUNDA ESTROFA
Libertad es su dogma, es su guía
que mil veces logro defender;
y otras tantas, de audaz tiranía
rechazar el odioso poder.
Dolorosa y sangrienta es su historia,
pero excelsa y brillante a la vez;
manantial de legítima gloria,
gran lección de espartana altivez.
No desmaya en su innata bravura,
en cada hombre hay un héroe inmortal
que sabrá mantenerse a la altura
de su antiguo valor proverbial.
Libertad es su dogma, es su guía
que mil veces logro defender;
y otras tantas, de audaz tiranía
rechazar el odioso poder.
Dolorosa y sangrienta es su historia,
pero excelsa y brillante a la vez;
manantial de legítima gloria,
gran lección de espartana altivez.
No desmaya en su innata bravura,
en cada hombre hay un héroe inmortal
que sabrá mantenerse a la altura
de su antiguo valor proverbial.
TERCERA ESTROFA
Todos son abnegados, y fieles
al prestigio del bélico ardor
con que siempre segaron laureles
de la patria salvando el honor.
Respetar los derechos extraños
y apoyarse en la recta razón
es para ella, sin torpes ámanos
su invariable, mas firme ambición.
Y en seguir esta línea se aferra
dedicando su esfuerzo tenaz,
en hacer cruda guerra a la guerra;
su ventura se encuentra en la paz.
Todos son abnegados, y fieles
al prestigio del bélico ardor
con que siempre segaron laureles
de la patria salvando el honor.
Respetar los derechos extraños
y apoyarse en la recta razón
es para ella, sin torpes ámanos
su invariable, mas firme ambición.
Y en seguir esta línea se aferra
dedicando su esfuerzo tenaz,
en hacer cruda guerra a la guerra;
su ventura se encuentra en la paz.
JUAN J. CAÑAS.
No hay comentarios